Con cicatriz, ¿Qué bañador me pongo?

Tankini
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Cualquier operación de severa entidad deja generalmente en tu cuerpo una señal indeleble: la indeseable cicatriz. En mi caso y a pesar de ser extremadamente presumida, mi cicatriz nunca supuso un problema, y eso que cruza mi abdomen desde el esternón al ombligo, con una longitud aproximada de unos 14 centímetros.

Cuando te dan una noticia que tanto impresiona, como en mi caso fue ser diagnosticada de Gist, como la solución inmediata fue quirúrgica, mi mente se aferró tanto a la necesidad de curación que nunca me planteé las consecuencias que la misma podía ocasionar.

Sorprendida de mi misma, llevé el tema de la cicatriz con la mejor de las actitudes. Será que ya no estoy en edad de enseñar la tripa, o que quedaba oculta bajo la ropa, pero como la herida cicatrizó en tiempo record y nunca supuso una molestia especial – quizá eclipsada por los efectos secundarios tanto de la operación como de la medicación – su presencia pasó completamente inadvertida para mí.

Mi cirujano, el Dr. Esarte, el mejor del mundo (excelente profesional y mejor persona), me recomendó que intentara resguardar la cicatriz del sol al menos durante dos años, y me aseguró que si seguía sus indicaciones la misma prácticamente desaparecería. Y así fue. Simplemente con aceite de rosa mosqueta y cuidados con crema hidratante, la misma fue curando poco a poco, hasta prácticamente desaparecer.

Pero la vida seguía y el problema se planteó cuando llegó el verano. Playa, piscina,

¿Y yo que me pongo?

Por un lado, tenía que ocultar la cicatriz del sol, pero por otro y siendo siempre fiel al bikini, el bañador entero me daba mucho calor, y acumulaba más humedad en la tripa, lo cual no me parecía que llegara a ser muy adecuado para cicatriz. El trikini no me gustaba en absoluto, y además si me agachaba dejaba parte de la cicatriz al descubierto.

Así que después de mucho pensar y de buscar una prenda al respecto que tuviera un mínimo de glamour, con el miedo en el cuerpo de poder reaparecer en la playa con una bañador de abuela, ahora que me había quitado unos cuantos kilos y podía lucir feliz sobre la arena, descubrí la solución ideal: EL TANKINI.    

¿Qué es el “tankini”?

Yo lo definiría como una mezcla entre el bañador entero y un bikini. Vamos, un bañador entero cortado por la cintura que lo divide en dos piezas, y que en la práctica hace las veces de bikini. No acumula la humedad, puedes intercambiar las partes de arriba y abajo combinando distintos colores y puesto queda muy estiloso. Los que mejor quedan son los que se atan al cuello o los de tipo bandeau, sin tirantes, más juveniles y ponibles.

Este modelo de traje de baño me permitió resguardar mi cicatriz del sol durante los dos años previstos, sin necesidad de tener que ponerme encima crema protectora, y además encontré un diseño de la marca Desigual que me hacía estar a la última, y por ende sin necesidad de sentirme distinta por la operación.

Si consultáis internet podéis encontrar distintos modelos que os pueden servir, ya que cada año las colecciones cambian, o en su defecto acudir a la sección de baño de El Corte Inglés, en donde por su amplia variedad de marcas y modelos podéis encontrar uno actual adaptado a vuestra talla y gusto.

Pero la mejor noticia es que gracias a haberla cuidado y haberme sentido más que guapa ¡Ya puedo llevar bikini! Y como seguí los consejos indicados, ¡la cicatriz casi ni se nota! 

–      EL PRODUCTO: Traje de baño Tankini. De venta en tiendas de ropa de baño especializadas, sección de baño de El Corte Inglés, o en internet, páginas como www.venca.es.

 

 

 

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