La importancia de la salud mental

Sé que tengo el blog un poco olvidado; sí, lo sé. Desde que he comenzado mi faceta de instagramer como @emma_masqueguapa y mis eventos de blogger no paro, pero hoy he hecho un hueco para retomar mi actividad porque llevo ya un tiempo queriendo haceros reflexionar sobre un tema que considero fundamental para estar Más Que Guapa, y es la importancia de la salud mental.

Ayer se celebró el día mundial del cáncer, y una influencer de renombre colgó en sus redes sociales un acto protocolario que había organizado en Madrid la AECC, con la presencia de su Majestad la Reina. En dicho evento se hizo especial incapié en el hecho de la importancia de la asistencia psicológica no sólo a los pacientes con cáncer, sino también a sus familias. De hecho una de las estadísticas me llamó enormemente la atención, porque los familiares al acabar el tratamiento oncológico presentaban un grado de ansiedad y depresión mayor que los propios pacientes, y era algo en lo que se debería reflexionar.

No sólo esta estadística me ha hecho volver a escribir. También el hecho de conocer a tanta gente y socializar a veces en exceso hace que me fije en la personalidad o actitudes de personas que, sin saberlo, deberían pedir ayuda psicológica. Nerviosismo excesivo – con o sin causa -, sobredimensión de problemas – a veces inexistentes – o al revés, pasotismo frente a las adversidades o fatalidades imposibles, además de cambios bruscos de humor, hacen que desde hace algún tiempo haya reflexionado sobre lo importante que es cuidar la salud mental.

Por salud entendemos únicamente la salud corporal, pero la salud mental es casi más importante que la física, ya que sin ella puede incluso que perdamos nuestra propia esencia, nuestra identidad, y lo que realmente somos. Sin embargo y desde un punto de vista social, parece que ir al psicólogo o psiquiatra es cosa de los mal llamados “locos”, cuando la labor de estos profesionales con respecto a sus pacientes es inmensa y nada valorada, y consiste en sanar nuestra patología mental.

No es normal tener cambios de humor variables sin causa; no es normal tener ataques de ansiedad de forma repetida; no es normal no querer levantarte de la cama y estar aislado y no es normal llevar una enfermedad con una entereza inusitada, como si la vida no pasara por nosotros. Y cuando hablo de enfermedad me refiero a cualquier tipo de problema de entidad: una separación matrimonial, un fracaso laboral o un desengaño amoroso, entre otros.

Para superar los reveses de la vida que afectan a nuestro bienestar mental se necesita ayuda médica, y no podemos ni debemos dejar a los que nos rodean la carga de ayudar a superarlos. Y lo sé por propia experiencia y por mis circunstancias laborales, en las que tengo la suerte de trabajar con un excelente psiquiatra que me ha ayudado a entender que las patologías mentales son igual de importantes que las físicas y que con una buena ayuda médica y el tratamiento oportuno se pueden superar, porque muchas veces su origen es orgánico y conociendo la causa se pueden solucionar.

Cuando inicialmente me diagnosticaron el GIST hace siete años – siete ya – me hice la fuerte. Al principio no entendía lo que era, ni lo que iba a suponer para mi vida. Como al principio creía que iba a morirme, cuando vi que esa no era la idea me pareció todo más o menos estupendo. Fue la segunda operación, después de casi cuatro años, y algún ingreso hospitalario en medio, lo que me llevó a pedir ayuda para sobrellevar lo que yo no podía entender. Bueno, en realidad fue una de mis amigas íntimas, mi querida gemelita, la que me cogió por las orejas y me hizo acudir al médico, empezando por el de atención primaria, que ahora son los que inicialmente se encarga de valorar estas patologías. Y así mi vida cambió.

Y es que no se puede con todo, y menos con un diagnóstico tremendo, el fallecimiento de un ser querido o una desilusión que llega a cambiar tu vida. Y es que no podemos hacer recaer sobre los que nos quieren la difícil tarea de tirar de nosotros hacia adelante, de aguantar los lloros e incertidumbres, o los cambios de humor. Por eso es importante que tomemos conciencia de que cuando uno está decaído, no duerme, tiene exceso nerviosismo sin motivo o no puede con su vida necesita ayuda psicológica. Y es que la salud mental, lo que antes se llamaba la salud del alma, es casi o más importante que la física, porque sin ella puede llegar a hundir personas, familias, ilusiones y en definitiva, toda una vida.

Así que retomando el tema del estudio llevado a cabo por la AECC, animaros a que si anímicamente no os encontráis bien, no podéis superar un problema – a pesar de que lo intentéis – del tipo que sea o tenéis alguien alrededor que consideréis que lo necesita, ya sabéis lo que hay que hacer. Porque la salud mental es tan importante como la física, y hay que cuidarla casi o más que la del resto de nuestro organismo.

Si necesitáis asesoramiento en este sentido podéis mandarme un email privado que será completamente confidencial a emma@masqueguapa.es y os podré poner en contacto con los mejores especialistas en la materia, como el Dr. González Torrecilla o la Dra. Elkatif, ambos con consulta en Zaragoza. En la sanidad pública hay también grandes especialistas, pero para ello deberéis pasar antes por vuestro médico de cabecera.

Así que ya sabéis, cuidar vuestra salud mental o la de los que os rodean, porque sin ella y por mucho que os maquilléis o vistáis a la moda, será imposible que en realidad estéis Más Que Guap@s!

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Sobre Emma G. 212 artículos
Redactora de Mas Que Guapa

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